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3 by C0lB0y1238 on 06-10-2021
4 ASOCIADOS Joel sí telefoneó a su padre desde la delegación de policía. El hombre se presentó en la jefatura casi de inmediato e hizo los engorrosos trámites para obtener la libertad de su hijo. Cuando esto ocurrió, mi amigo tuvo conmigo un gesto que le agradecí toda la vida. Tal vez recordando que yo estaba allí por haberme regresado a ayudarlo o quizá por respeto a las buenas épocas en las que fuimos socios en el proyecto de hacer un gran equipo de futbol, le pidió a su padre que pagara mi multa también. Subimos al coche del hombre que con gesto recio e imposible tomó el camino de vuelta a la colonia. -¿En dónde te dejo? -preguntó fríamente. Contesté con voz trémula. Al verme apocado cuestionó: -Me dijeron que los desmanes fueron provocados por una pandilla de jóvenes. ¿Tú perteneces a ella? Quise decir que no, que ya no, pero hubiese sonado a blandenguería. -Sí... -murmuré. -¿Y tú? -le preguntó a su hijo. -No. -¿Entonces por qué te detuvieron? Joel me echó una mirada furtiva y contestó con timidez: -Quería pertenecer... Son infames; si te mantienes al margen, te acaban. -¿Cómo dices? -Se meten contigo, te ponen apodos, te difaman, te hacen quedar mal ante otros, se burlan de tus defectos físicos y cuando sobresales se te echan encima. -¿Cuántos son en el grupito? -A veces cinco, a veces veinte, pero eso no es lo importante. Todos los compañeros en el colegio, hombres y mujeres, apoyan esa conducta, siguen el mismo juego, el ambiente es pesado en general -se detuvo como un niño regañado y culminó-. Quiero cambiarme de escuela. El padre apretó el volante con fuerza y respiró hondo cual si estuviese tratando de controlar una gran ira. -La escuela no es el problema -le dijo al fin-. En todos lados vas a encontrar gente así. Si te cambias de colegio o de ciudad será lo mismo y cuando entres a trabajar a una empresa también. Los mediocres abundan; son la mayoría y a ellos no les gusta que nadie sobresalga. Si haces algo te criticarán, tratarán de resaltar los defectos de tu trabajo pero difícilmente reconocerán tus aciertos. Joel, define tus objetivos, lucha por ellos y, si hablan mal de ti, no te inmutes. -Pero si hablan mal de mí y no contesto, es tanto como mostrarme conforme con lo que dicen -rebatió el muchacho. -Al contrario. Explicación no pedida es culpabilidad asumida. Quien no se defiende es porque sabe que son mentiras. Sólo se echa la soga al cuello el que se enoja y arremete contra las lenguas de víboras. Todos piensan 'si le dolió tanto es porque era cierto'. Asimílalo. ¿Quieres triunfar? No es posible desligar el triunfo de los ataques. Vienen en el mismo paquete, pero el triunfo verdadero es producto de mucho trabajo con oídos sordos a la crítica insana. Recuerda que de todo funcionario se habla mal, recuerda que de todo artista se murmuran historias falsas, recuerda que de todo gran hombre se dice que es incompetente o que ha tenido suerte. Miles de personas que perseguían el anhelo de una carrera artística se desmoronaron ante el primer “periodicazo", millones de triunfadores en potencia decidieron encogerse de hombros para vivir insignificantemente cuando se hallaron frente al veneno de los críticos resentidos. Pero el veneno no mata si no te lo tomas. Que las injurias te entren por un oído y te salgan por el otro. Si te igualas con los sapos, dejarás de ocuparte en tu crecimiento y estarás acabado revolcándote con ellos en el lodo. Nunca seas sumiso, pero ve pacíficamente contra corriente, luchando por tus anhelos y aguantando las mofas de los frustrados. Es parte del precio que hay que pagar para ser alguien. Desde el asiento de atrás, recordé mi anhelo de ser un gran deportista y no pude evitar que la rabia me hiciera crispar los puños. Tampoco se puede vivir aislado del mundo -comentó el joven. -Los perdedores se asocian y son tantos, que parecen todos, pero los ganadores también existen e igual tienden a asociarse... Búscalos -el padre de Joel volteó para verlo y cayó en la cuenta de que su hijo traía un arete y un colgajo que él no le conocía-. ¿Qué es eso? -le preguntó-. ¿Lo ves? Ahí está la muestra, de lo que trato de decirte. Los perdedores se ASOCIAN. Caramba, cómo quisiera sacudir tu cabeza para que entendieras esto. Miles de jóvenes gastan gran cantidad de tiempo y dinero en buscar aceptación: ropa, peinados, cirugías estéticas, ostentación de dinero en coches, aparatos de sonido o vestidos, no son más que muestras de un deseo de ser admirados y aceptados por los demás. Déjate de estupideces de una buena vez. Tú eres valioso así como eres, alto, gordo, moreno, chato, eres único, no existe otro ser humano que tenga tu diseño y tu misión. -¿Entonces debo resignarme sin un cuerpo saludable, sin dinero, sin... -No -lo interrumpió furioso-, haz ejercicio y cuídate, pero deja de rechazar tu físico, tu entorno, tu familia, tu pasado, tu capacidad. ¿Crees a veces que no tienes el dinero que quisieras? ¡Te compro una mano en cien millones! ¿Me la vendes? Deja de perder el tiempo buscando aceptación y ponte a sembrar. Mañana sólo vas a cosechar aquello por lo que te partiste el alma hoy... Nada es gratis en la vida, Joel, estudia, prepárate, planea tu vida y si te molestan ríete de ellos. Tienes derecho a no caerle bien a todos, entiéndelo como un derecho. Aprende esta frase de memoria: Nunca te amará nadie si no eres capaz de correr el riesgo de que algunos te aborrezcan. El hombre se detuvo. Desde mi punto de observación se veía sudando con gesto de desesperación, como si estuviese explicando su última voluntad. Sin quererlo ni planearlo, el regaño también me estaba concerniendo a mí. Después, Joel me confesó que las explicaciones y reprimendas de su padre normalmente eran mucho menos extensas. Esa noche habló así, quizá motivado por la idea de saber que no estaba sólo corrigiendo a su hijo. Tienes derecho a no caerle bien a todos. Nunca te amará nadie si no eres capaz de correr el riesgo de que algunos te aborrezcan... -"Si los perros ladran -continuó el señor-, es muestra de que vamos caminando..." (Sancho). Persigue tus anhelos. Escucha las críticas pero no dejes que te lastimen. Jamás se ha erigido una estatua a un crítico. Las estatuas, la trascendencia real, pertenecen únicamente a los criticados. Nadie triunfa por su buena suerte. Los envidiosos molestan, hacen ruido y parecen destacar, pero su amargura tarde o temprano los hace pudrirse. Al final, cada persona está exactamente donde debe de estar. Todos somos la suma de nuestros actos. -Me estás diciendo -insistió Joel-, ¿que para ganar hay que ir en oposición del mundo entero? -No lleves las cosas a los extremos. Estoy diciendo que, para triunfar, hay que remar contra la corriente de los mediocres que te quieren ver hundido... -¿Pero no es ¡lógico que, a cambio de ser unas fieras que no obedecen a los compañeros, tengamos que ser unos corderillos obedeciendo a los papás? -¡Vaya que te disfrazas de ingenuo y eres socarrón! ¿Aprendiste a cerrarte como tus amigos? ¡Maldita sea! ¡No es tan difícil de entender! Debes tener un código de vida. identificar a los que te quieren ver triunfar y unirte a ellos. Sé que los jóvenes de hoy se jactan de su libertad y de no obedecer a nadie, pero todos obedecemos a alguien, TODOS. El que no obedece las normas de la sociedad o de la familia, obedece las normas de sus amigos, de sus vicios, de sus necesidades creadas y dañinas... Todos obedecemos algo -hizo una pequeña pausa para bajar el volumen y continuar con aire de complicidad-: Tú sabes que soy un alcohólico recuperado, comencé tomando porque no sabía decir no a las presiones de los impertinentes, les obedecía a
ellos y, cuando me di cuenta, mi libertad se había convertido en prisión... Comprende esto: No estoy en contra de sustancias que siempre existirán como la droga, el alcohol o el tabaco; estoy en contra de los fracasados que las usan y se obstinan en que las usen otros. Todo aquel que insiste una y otra vez para que hagas algo que te daña, lo hace consciente o inconscientemente para no sentirse solo en su contaminación. Los perdedores se asocian -insistió-, desasóciate de ellos y ponte a trabajar y a estudiar, como lo hacías antes... Tú eres lo que tienes entre las dos orejas. Tus ideas te hacen libre o esclavo. Tu forma de pensar te quita o te da energía. Cultiva el cerebro. Por tu propio bien. Joel se quedó callado. Yo estaba inmóvil. El hombre llegó al rumbo que le había indicado para bajarme y se detuvo. -Gracias... -murmuré. Entonces me di cuenta de que él también me había reprendido a mí, aun sin conocerme, porque apenas abrí la portezuela, mirándome a la cara, me dio un consejo directo y personal: -Una de las reglas para rehabilitarse de cualquier mala racha es restaurar el dolor causado. Si robaste algo, devuélvelo, si provocaste pena, pide perdón; revisa tu pasado y restituye los daños. Sólo así podrás hacer "borrón y cuenta nueva" en tu vida. -Gracias -repetí y salí del auto hecho un mar de confusión. Lisbeth me observaba con mucho interés. Afuera caía una lluvia cerrada. La avioneta en la que íbamos se movía con brusquedad. -Hay un concepto que me llama la atención -comentó dubitativa-, el padre de Joel te dijo que tanto los perdedores como los ganadores se asocian. ¿Te das cuenta de que esta hermandad se da gracias a la aceptación que se manifiesta entre la gente? Tú abandonaste efectivamente al entrenador de futbol y a tu familia porque ninguno de ellos te demostró aprecio cuando lo necesitabas y en cambio te uniste a la pandilla que sí te aceptó... -Tienes razón -confirmé-, las personas que nos brindan aceptación se convierten en ASOCIADOS y todos terminamos pareciéndonos a nuestros ASOCIADOS. Nos parecemos en todo. En la forma de hablar, de vestir, de caminar, en las metas y hábitos. Un jefe de familia puede increpar a su hijo con enojo diciéndole: "No entiendo por qué vistes así, hablas de esa forma y bebes licor, yo nunca te he dado ese ejemplo'. El pobre adulto iluso cree que su hijo tiene que parecerse a él sólo porque es su padre, pero el muchacho realmente se parece a sus ASOCIADOS: las personas que le dan aceptación y cariño. -De modo que para que un joven se parezca a sus familiares tiene que sentirse amado por ellos. -Definitivamente. El amor recibido es lo que comienza a llenar el tanque de combustible de todas las personas. -¿La ENERGÍA DE AUTOESTIMA? -Memorizas todo, ¿verdad? Sonrió. -¿El tanque de combustible tiende a vaciarse? -Con los fracasos, la energía disminuye un poco, con los éxitos aumenta. Todo depende del resultado que obtengamos en cada ZONA DE ATENCIÓN. -Después me explicas lo de las "zonas de atención". Por lo pronto déjame acabar de comprender -hizo una pausa para meditar y sonriendo me preguntó con un trabalenguas-: El ganador adquiere, al ganar, mayor energía y el perdedor pierde, al perder, la poca energía que tenía. ¿Pero cómo recupera un perdedor la energía perdida para comenzar a ganar como el ganador? Me reí de su juego de palabras y contesté a la misma usanza: -Escuchando nuevas ideas positivas y comprometiéndose con la positividad de las nuevas ideas escuchadas. Soltó una risa dulce y divertida. -¿Pero no es insano que la energía del hombre aumente sólo por aceptación y actuación? -En principio aumenta así, pero al ir ganando más y más combustible se adquieren RESERVAS. Me miraba con sus ojos redondos denotando al mismo tiempo una gran avidez por escuchar y una gran ternura. -¿Mientras mejor actúo y más me aceptan, más reservas de energía tengo en mi tanque? -Sí, las RESERVAS se convierten en convicciones propias inalienables e indiscutibles, en una filosofía de vida, una seguridad de valer, orgullo por el hecho de estar vivo, de ser un hijo de Dios, de ser amado por Él. Las RESERVAS brindan dignidad y autorrespeto. En una persona madura son inalterables aun cuando ya no goce de la misma actuación y aceptación que antes. -Muy interesante -comentó-, pero, por favor, no te desvíes tanto de la historia; platícame qué pasó después. Me sentí halagado al percibir su creciente interés. Retomé el hilo del relato. Bajé del coche de Joel y deambulé por las calles oscuras. La colonia estaba prácticamente desierta. Repentinamente, me di cuenta de que me encontraba cerca de la vieja bodega que la pandilla usaba para esconder droga y objetos robados. Miré la construcción abandonada envuelto por el deseo de vengarme, la frustración y la culpa; tres emociones negativas que no supe dominar. Me acerqué al lugar y después de comprobar que no había nadie, me escabullí por la entrada secreta y encontré, donde siempre guardaban lo hurtado, los billetes de atracos recientes. Tenía deseos de retar a la gavilla y a la vez restituir parte del daño devolviendo el dinero que ayudé a robar... Estando ahí, recordé las burlas y los escarnios de que fui víctima, la nostalgia de haber abandonado mis anhelos, movido por la terrible censura de ese acto; todo eso, tal vez combinado con mi frustración de hijo descuidado, mi enfado con la familia y mi decepción al descubrir lo que en realidad había detrás de los conciertos de 'rock', me hizo perder la cabeza y volqué en aquel lugar toda mí ira contenida. No fueron movimientos lúcidos ni coherentes. Una indignación cegadora me llevó a arrojar al suelo la mesa que usábamos para nuestras juntas. La pateé -y, como poseído por una legión de demonios, comencé a romper todo lo que había a mi alrededor. Al cabo de un rato no quedó objeto en su lugar. Todo lo que fue factible destruir fue destruido, pero mi ofuscación era tanta, que no me conformé con aquello. Busqué el encendedor que usábamos para convidarnos los cigarrillos de cannabis, junté la droga en el centro del tétrico salón y le prendí fuego. Un humo denso y pestilente comenzó a inundar el lugar. Antes de salir escribí algunas obscenidades sobre el pizarrón y, para que no se dieran cuenta de quién había sido, tomé un martillo que había en la bodega, salí por el pasadizo secreto y golpeé el viejo y oxidado candado de la puerta principal. De esa forma, la pandilla creería que otra banda había forzado el portón hallándose con un paraíso de curiosidades. ¡Cómo es la naturaleza humana! La misma cabeza que había estado reflexionando, minutos antes, no pudo dilucidar que hacer esos destrozos y llenarme los bolsillos con el material delator sería el hecho que me colocara una soga al cuello y me condenaría casi a muerte.
Me cercioré de llevar el dinero en los bolsillos y salí corriendo de ahí, preocupado porque el olor del humo estaba saliendo de la construcción y no faltaría algún curioso que diera la voz de alarma sobre un posible incendio. Sonreí triunfal. Si eso ocurría, mis amigos nunca sabrían quién había hecho los estragos. A lo lejos dejé de correr, comencé a silbar, ignorante de lo que el destino me deparaba. Iba a dar la una de la mañana y pensé, como era lógico, que todos estarían dormidos en mi casa, pero me equivoqué. Apenas subía por las escaleras del primer piso cuando pude escuchar una gran algarabía en el departamento. Me detuve extrañado y traté de corroborar si efectivamente las carcajadas, aplausos y silbidos provenían de nuestra vivienda. No había duda. Saqué la llave con mano temblorosa y, al hacerlo, varios billetes cayeron al suelo. Los recogí de inmediato apretándolos con el puño y volviéndolos a retacar en la bolsa de mi pantalón. Di la vuelta a la cerradura muy despacio, sudando, temeroso de lo que pudiera encontrarme cuando abriera. Mis movimientos fueron tan cautelosos que los festejadores no me vieron entrar. El cuadro con el que me topé fue impactante: Mi padre con tres amigos habían organizado una verdadera bacanal. Estaban tan ebrios que no se daban cuenta del ridículo que hacían. Camisas y corbatas de los cuatro habían volado en desorden por la sala. Un tipo obeso, sin pantalones, cubriendo su bajo vientre únicamente con unos calzoncillos sucios, bailaba al frente imitando la danza voluptuosa de una cabaretera. Papá y dos sujetos más aplaudían al mimo y le silbaban. Me quedé helado en la entrada. ¿Y mi madre?, ¿y mi hermana? ¿Se estaba celebrando ese saturnal en la casa donde ellas dormían? ¿Habrían hido al departamento de arriba?, ¿o estarían asustadas, cada una en su recámara sin poder conciliar el sueño? Me encontraba boquiabierto haciéndome esas preguntas cuando papá me descubrió. Se levantó bamboleándose, me saludó a grandes voces y se pescó de mi manga para jalarme a la reunión. 5 ZONAS DE ATENCIÓN Hice una larga pausa en mi relato. -¿En qué piensas? -preguntó Lisbeth al verme repentinamente callado. -Mi problema familiar era complejo. Pero lo hubiera sido menos si hubiese sabido el concepto de las 'zonas de atención En aquel entonces estaba envuelto en un torbellino. -De acuerdo -se resignó-, esa idea de las “zonas" te está distrayendo desde hace rato. ¿En qué consiste? -¿Te interesa que hablemos de eso? -Sí. Siempre que después me termines de contar el pasado tal y como fue. -Prometido -acepté-. Todos los seres humanos poseemos OCHO ÁREAS que consciente o inconscientemente cuidarnos durante las veinticuatro horas del día, todos los días de nuestra vida. Nosotros somos el resultado de multiplicar las zonas de atención ELEGIDAS por el TIEMPO invertido en ellas. En realidad, no es factible ver la superación personal de ningún ser humano separada de este concepto. Es importante porque nos proporciona un panorama muy claro del lugar en el que estamos y de la forma en que atrapados en determinada zona, descuidamos otras. Cerré los ojos y recordé los recuadros que escribí una noche, después de terminar mi carrera profesional. Fueron muchos años de pensar en ellos, hasta que, con el tiempo, tomaron forma y se concretaron. Los pormenoricé detenidamente cual si le estuviese describiendo a mi esposa el plano de un tesoro perdido. ZONAS DE ATENCIÓN PRIMERA. ZONA CORPORAL En ella se encuentra el mecanismo de supervivencia, que debe ser atendido diariamente. Lo hacemos al comer, beber, evacuar, respirar, dormir, realizar ejercicio, ejercer nuestra sexualidad, asearnos. El mecanismo puede "descomponerse” dejando a la persona atrapada, en el caso de enfermedades, vicios o malos hábitos como gula, pereza, alcoholismo, drogadicción, etcétera. Cualquier problema físico nos obliga a dedicarle a esta zona de atención mucho más tiempo, descuidando y descomponiendo mecanismos de otras zonas. SEGUNDA. ZONA EMOCIONAL Se está aquí al experimentar emociones fuertes como júbilo, ira, temor, depresión o apasionamiento, también nos hallamos en este terreno al hacer una pausa para equilibrar nuestros nervios, meditando o descansando. Quedamos atrapados al tener alteraciones psicológicas o emociones incontrolables como rencores, envidias, deseos de venganza, celos, aprensiones, culpas, tristezas, enojos, euforia, pasión o temores. TERCERA. ZONA APROBATORIA Al estar en ella, realizamos actividades que nos llevan a ser aceptados, admirados y queridos por los demás. Verbigracia: un adolescente perderá largas horas tratando de hacer realidad un romance y dejará el estudio en segundo término. Y no porque esté amando a alguien sino porque necesita sentirse amado. En principio, el ser humano no sabe amar. Eso se aprende. Es una gran mentira el decir: nadie puede ser amado si no da amor, en realidad, nadie puede dar amor sin antes haberlo recibido. La falta de aprobación de un despótico lo hace amenazar constantemente a los demás e infundirles temor para pertenecer al grupo por la fuerza. CUATRO. ZONA PREVENTIVA Se atiende al procurar la obtención de bienes, buscar el sustento, seguridad y estabilidad futura, también al defender el patrimonio y cuidarse del abuso de otros. El mecanismo se descompone al perder la perspectiva y ver todo con ojos materialistas, cuando se cae en avaricia, exceso de trabajo, exceso de ahorro, riñas por dinero o robo. -Además, existen OTRAS CUATRO zonas denominadas superiores -expliqué entusiasmado-, que son las más importantes, pues constituyen las metas sublimes a las que todo ser humano debe aspirar. Cuando atendemos ZONAS SUPERIORES se no olvida el reloj, el dinero o los aplausos y hacemos oídos sordo a exigencias físicas leves. Lisbeth me escuchaba atenta. Tomé una pluma y una tarjeta de presentación de mi cartera y bosquejé un esquema para explicarle mejor: ZONAS DE ATENCIÓN SUPERIORES -de misión -de servicio -de creación -de aprendizaje ZONAS DE ATENCIÓN BÁSICAS -preventiva -aprobatoria -emocional -corporal Describí el segundo grupo de zonas con mucho cuidado, señalando cada escalón con la pluma: ZONAS DE ATENCIÓN SUPERIORES QUINTA: ZONA DE APRENDIZAJE Aquí, se comprende que la primera razón de vivir es CRECER y que a fin de cuentas estamos en el mundo por las mismas causas por las cuales un estudiante va a la universidad Atendemos esta zona al leer, escuchar, observar, tomar, nota, estudiar, experimentar, investigar y ensayar siempre con la finalidad de ser mejores. SEXTA. ZONA DE CREACIÓN El ser humano está hecho a imagen y semejanza del Creador precisamente Porque tiene capacidad de crear. Quien renuncia a esa capacidad no será nunca un ser humano completo. Cuando una labor se vuelve apasionante es porque se está CREANDO algo nuevo, como el escribir, pintar, componer, armar modelos, tejer, decorar, construir, diseñar aparatos, innovar sistemas, emprender proyectos; decorar cualquier actividad, en sí, que estimule la inventiva. SÉPTIMA. ZONA DE SERVICIO El amor se experimenta aquí. Incursionamos en esta área cuando para ser el primero, se es el último y el servidor de todos voluntariamente, cuando se piensa en las necesidades de otros, se ayuda, se tiende la mano, se escucha al solitario, consuela al afligido, brinda apoyo a quien viene atrás, cuando se enseña a otros lo que sabemos, se les impulsa a crecer., mostrándoles el camino, se cuida a los hijos, se entiende a la familia y se procura la felicidad de nuestra pareja. OCTAVA. ZONA DE MISIÓN Este nivel máximo de vida implica la comprensión de estar vivos por algo, de tener una misión que cumplir precisamente en el lugar y en el tiempo donde hemos sido puestos con nuestros dones y carencias, específicos... El sentido de misión está implícitamente ligado a la relación personal con Dios, a la seguridad de que Él espera algo de nosotros, a la convicción de una vida espiritual después de la terrenal, en la que a quien más se le ha dado más se le va a exigir... Una persona en esta zona se convierte en ser humano trascendente, cuya vida tiene un sentido superior de ser. Mi esposa interesada asentía tratando de asimilar toda la información. -Tenías razón. Es un tema apasionante -comentó-, pero dime una cosa. ¿Puedo atender al mismo tiempo varias zonas? -No. Puedes ir de una a otra rápidamente mas sólo puedes estar en una. -Entonces, por ejemplo, si me encuentro realizando un trabajo para ganar dinero (zona preventiva), pero lo hago con creatividad (zona creativa), ¿no estoy a la vez en dos zonas? -No. Iniciaste en una y terminaste en otra. Al principio pensabas en la recompensa, pero en cuanto comienzas a crear, a proyectarte, se te olvida el dinero y lo harías aun gratis pues subiste a la "zona de creación” y tu labor vale no por lo que te pagarán cuando termines sino por lo que pusiste de ti en ella. -Lo que se hace con creatividad no tiene precio... Me fascina este punto -confesó Lisbeth-, me da un buen argumento para seguir pintando cuadros. Aunque no me paguen y digan que estoy perdiendo mi tiempo. Por supuesto; sin embargo, revisa el esquema. Para llegar a CREAR hay que pasar primero por el peldaño de APRENDER. De hecho estas dos zonas están muy relacionadas. Un compositor puede disfrutar plenamente
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