A la tía Charo le gustaba estar en el mundo, recorrerlo con sus ojos inclementes y afilarlo con su voz apresurada.Nunca la hubiera avergonzado su pasión por las palabras si una tarde de junio no hubiese aceptado ir a unos ejercicios espirituales en los que el padre dedicó su plática al mandamiento. |
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| No levantarás falsos testimonios ni mentirás | |
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| hmmm, hasta luego padre... | |
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Antes de ir a su casa pasó a confesarse con el padre español recién llegado, un hombre pequeño y manso que recorría la parroquia de San Javier en busca de fieles capaces de tenerle confianza. |
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| —Sin pecado concebida | |
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| —Ave María Purísima | |
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| Me pregunto, padre, si es pecado hablar de los otros. Usted sabe, contar lo que les pasa, saber lo que sienten, estar en desacuerdo con lo que dicen, notar que es bizco el bizco y renga la renga, despeinado el pachón, y presumida la tipa que sólo habla de los millones de su marido. | |
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| No hija. Eso es afán por la vida. ¿Qué ha de hacer aquí la gente? ¿Trabajar y decir rezos? Sobra mucho día. Ver no es pecado, y comentar tampoco. Vete en paz. Duerme tranquila. | |
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