Lisbeth parecía desconcertada por mi insistencia. Dejó su vaso de refresco sobre la mesa y me miró de forma transparente por unos segundos. |
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| -No te entiendo -me dijo-, habíamos convenido olvidar ese asunto y ahora quieres revivirlo. | |
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La brisa del mar le alborotó el largo cabello. La miré temblando con la carta de mi hermana en la mano. |
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| -Que yo sepa, Alma no sufrió como tú sufriste -le dije-, pero seguramente no se necesita vivir algo tan duro para hundirse. | |
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| -¿Hundirse? ¿Por qué piensas que se ha hundido? | |
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Me detuve. Lisbeth me miraba callada. Me encogí de hombros y completé: |
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| -No sé. Tal vez estoy malinterpretando las cosas o mezclando su carta con mis pesadillas... | |
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| -Las pesadillas han vuelto | |
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