| En el pasado verano reanudé durante mi viaje de vacaciones mi trato con un joven de extensa cultura. No se porque derroteros llegamos a nuestra conversación a tratar de la situación social del pueblo al que ambos pertenecemos, y mi paciente que mostraba ser un tanto ambicioso, comenzó a lamentarse de que su generación estaba a su juicio,destinada al fracaso, no pudiendo desarrollar sus talentos, ni satisfacer sus necesidades.Al acabar su apasionado discurso quizo cerrarlo con un reconocido verso virgiliano pero le fue imposible recordar con exactitud la cita, e intentó llenar una notoria laguna que se presentaba en su recuerdo, cambiando de lugar las palabras del verso:- Exoriar (e) aliquis nostris ex ossibus ultor |
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| . Marck--Esta bien,lo primero que se me ocurre es la ridiculez de considerar la palabra dividida a liquis.Psic.---¿Por qué? Marck--No lo sé |
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 | Marck- ¡Que estupidez olvidar una palabra así! Por cierto que usted sostiene que nada se olvida sin una razón determinante.Me gustaría conocer porque he olvidado yo ahora el pronombre indefinido aliquis | |
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| Psic-- Eso lo podemos averiguar enseguida y, para ello, le ruego a usted que me vaya comunicando sinceramente y absteniéndose de toda crítica todo lo que se le ocurra cuando dirige usted, sin intención particular, su atención sobre la palabra olvidada. | |
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| Psic-- ¿Que más se le ocurre? | |
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